Los trabajadores en las industrias de alta peligrosidad tienen el doble de probabilidades de sufrir lesiones.

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Millones de estadounidenses seguirán exponiéndose a riesgos innecesarios hasta que el sistema actual de trabajo temporal se cambie de manera fundamental. En la medida que el empleo temporal se vaya creciendo, también crecerá la necesidad de proteger a estos trabajadores vulnerables.

Esta crisis de salud y seguridad ha existido en buena parte desapercibida durante décadas, dado que la notificación de incidentes de OSHA no tomó en cuenta la situación laboral de trabajadores lesionados. Sólo recientemente la conciencia pública ha empezado a crecer, conforme organizaciones por todo el país han identificado el problema. Grupos como el Consejo Nacional por la Seguridad y Salud Ocupacional (COSH, por sus siglas en inglés), el Instituto Nacional por la Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés), y el Departamento de Trabajo de Estados Unidos (a través de OSHA) lanzaron grandes iniciativas.

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Siguen planteándose desafíos a pesar de estos esfuerzos. Por su misma naturaleza, los temporales son tratados como “activos prescindibles” y no reciben el mismo tipo de capacitación y protección que reciben sus contrapartes permanentes. Los temporales son menos propensos a denunciar condiciones laborales inseguras, muchas veces por temor a perder sus empleos, pues no cuentan con seguridad laboral. Y cuando los temporales se lastiman trabajando, sus lesiones tienden a ser más graves. Para colmo, hay pocas consecuencias adversas para los empleadores, y aún menos consecuencias para las agencias de empleo temporal.